martes, 15 de septiembre de 2020

Cuando tus alas se Queman


Cuando tus alas se Queman

Y te toca caminar.



 Un Sueño…

Siempre me fascino la idea de volar, creo que todos nosotros en algún punto de nuestra vida lo imaginamos, más allá de tener aviones, es sentir la libertad bajo tus alas, tomar la decisión de ir a donde quieras, incluso hoy, me distraigo con facilidad viendo las aves volando.

Tiene un sentido casi poético el pensar en volar y soñar, tan normal como describir un sueño común vernos volando, o frase como “dejar volar tu imaginación”, la mitología nos habla de criaturas míticas con alas, es algo que nos cautiva de manera muy profunda.

La trampa del éxito.

            Quizás una de las trampas de la sociedad es que desde pequeños nos hablan de cumplir nuestros sueños, de luchar por ello y que tenemos todo el potencial para desarrollar todas lo que nos propongamos a lo largo de nuestra vida, sin embargo se les olvida prepararnos para la alta dosis de frustración que sentimos cuando no logramos lo que queremos o vemos como en vez de estar más cerca de nuestra meta, la vida y las cosas cotidianas nos alejan más de lo que realmente deseamos hacer, como lo temporal se transforma en permanente, como lo rutinario se hace ordinario, como soñar carece de sentido ante las responsabilidades que parecen los logros de la vida, a medida que pasa el tiempo se van desbloqueando solas.

            Recuerdo que me gustaba leer un cuento llamado “La Princesa que creía en los cuentos de hadas”, una lectura recomendada, en el hablaban de un Mono que estaba intentando ayudar a un pez a que no se ahogara y como el pez se arrojaba de las ramas al cual el mono lo subía,  el mono se preocupaba por la posibilidad de que el pez muriera ahogado, estaría más seguro con él, en las ramas del árbol, siempre me gusto por la analogía de que no puedes ayudar a alguien sino lo conoces, no todos somos iguales, pero en este caso lo modificaría  para agregar, ¿qué pasaría si el mono y el pez compiten por trepar?

Definitivamente sería algo injusto, tal cual como en la situaciones que te pone la vida, yo estoy plenamente convencido que todos somos excepcionalmente buenos para algo, pero la vida nos lleva al polo contrario, a situaciones en la que no somos ni buenos, ni hábiles… solo estamos allí, viendo como las personas se ríen de nuestra incapacidad, como un mono se reiría de ver al pez saltando inútilmente  golpeando el tronco del árbol.

Y las alas se queman.

Es asi como nuestras alas se queman, cuando dudamos de la posibilidades que tenemos de lograr lo que nos proponemos, cuando las situaciones de la vida y sus logros “responsabilidades” nos condicionan a un eterno “Esto es lo que toco” y resignarnos constantemente a esto, mi experiencia como migrante fue quemar mis alas voluntariamente y llorar lagrimas amargas sobre las cenizas de las mismas, el pensar que la posibilidad de realizarme en lo que me apasiona debe ser sacrificado en pro de crecer y lograr estabilidad, seria mentir si les dijera que puedo contar las veces que este pensamiento me causo agudas depresiones.

Pero eso es la vida ¿No? Lo cierto es que no hay tonos blancos y negros definitivos, es cierto que el pensar que seremos jodidamente exitosos al ser bueno en algo es un pensamiento que todos tenemos y nos gusta consentir, pero la verdad es que en la sociedad nos muestra que todos somos diferente, nuestras oportunidades no son las mismas y a algunos este juego nos tocó en dificultad legendaria.

Por eso el pensar que necesitamos alas para volar a la realización de nuestros sueños en un mundo donde solo el cielo es el límite, puede llegar a lastimarnos seriamente, los sueños si se pueden cumplir, las metas están al alcance de tu mano, pero no como lo piensas, toca caminar, viendo el horizonte, bajo el sol y la lluvia, solo o acompañado, pero caminando, se hace el camino, no hay una guía, en ocasiones nos toca ser el estúpido pez saltando tratando desesperadamente de trepar el árbol rogando que de tanto intentarlo las aletas se aferren y que nuestro patético intento sea un paso para sobrevivir y avanzar, lo cierto es, que cuando estemos en nuestro entorno, el mono seguro se va a ahogar, pero nosotros, no solo vamos a saber nadar, también podremos saltar.

La vida si fuera escrita por alguien, seguramente fuera un escritor deprimido con una tendencia por consumir psicotrópicos con bastante frecuencia, no tiene mucho sentido más allá del que seas capaz de darle, nuestras alas se queman con esta realidad, no es el mundo ideal, no es un lugar justo, pero estamos aquí, en el ahora, es nuestro único momento para actuar, nos toca caminar, no importa la distancia, si caminas en la dirección correcta, cada paso que des, te acerca a tu destino, asegúrate de apuntar bien a dónde quieres ir.

Les escribe Daan, nos vemos en el camino, próximos a alcanzar en algún punto la cima, recuerda, sino luchas por tus sueños, entonces lo harás por los de alguien más, ¡saludos y bendiciones!  



 

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