Cuando tus
alas se Queman
Y te toca caminar.
Un Sueño…
Siempre me
fascino la idea de volar, creo que todos nosotros en algún punto de nuestra
vida lo imaginamos, más allá de tener aviones, es sentir la libertad bajo tus
alas, tomar la decisión de ir a donde quieras, incluso hoy, me distraigo con
facilidad viendo las aves volando.
Tiene un
sentido casi poético el pensar en volar y soñar, tan normal como describir un
sueño común vernos volando, o frase como “dejar volar tu imaginación”, la mitología
nos habla de criaturas míticas con alas, es algo que nos cautiva de manera muy
profunda.
La trampa del éxito.
Quizás
una de las trampas de la sociedad es que desde pequeños nos hablan de cumplir
nuestros sueños, de luchar por ello y que tenemos todo el potencial para
desarrollar todas lo que nos propongamos a lo largo de nuestra vida, sin
embargo se les olvida prepararnos para la alta dosis de frustración que
sentimos cuando no logramos lo que queremos o vemos como en vez de estar más
cerca de nuestra meta, la vida y las cosas cotidianas nos alejan más de lo que
realmente deseamos hacer, como lo temporal se transforma en permanente, como lo
rutinario se hace ordinario, como soñar carece de sentido ante las
responsabilidades que parecen los logros de la vida, a medida que pasa el tiempo
se van desbloqueando solas.
Recuerdo
que me gustaba leer un cuento llamado “La Princesa que creía en los cuentos de
hadas”, una lectura recomendada, en el hablaban de un Mono que estaba
intentando ayudar a un pez a que no se ahogara y como el pez se arrojaba de las
ramas al cual el mono lo subía, el mono
se preocupaba por la posibilidad de que el pez muriera ahogado, estaría más
seguro con él, en las ramas del árbol, siempre me gusto por la analogía de que
no puedes ayudar a alguien sino lo conoces, no todos somos iguales, pero en
este caso lo modificaría para agregar, ¿qué
pasaría si el mono y el pez compiten por trepar?
Definitivamente
sería algo injusto, tal cual como en la situaciones que te pone la vida, yo
estoy plenamente convencido que todos somos excepcionalmente buenos para algo,
pero la vida nos lleva al polo contrario, a situaciones en la que no somos ni
buenos, ni hábiles… solo estamos allí, viendo como las personas se ríen de
nuestra incapacidad, como un mono se reiría de ver al pez saltando inútilmente golpeando el tronco del árbol.
Y las alas se queman.
Es asi como
nuestras alas se queman, cuando dudamos de la posibilidades que tenemos de
lograr lo que nos proponemos, cuando las situaciones de la vida y sus logros “responsabilidades”
nos condicionan a un eterno “Esto es lo que toco” y resignarnos constantemente
a esto, mi experiencia como migrante fue quemar mis alas voluntariamente y
llorar lagrimas amargas sobre las cenizas de las mismas, el pensar que la
posibilidad de realizarme en lo que me apasiona debe ser sacrificado en pro de
crecer y lograr estabilidad, seria mentir si les dijera que puedo contar las
veces que este pensamiento me causo agudas depresiones.
Pero eso es
la vida ¿No? Lo cierto es que no hay tonos blancos y negros definitivos, es
cierto que el pensar que seremos jodidamente exitosos al ser bueno en algo es
un pensamiento que todos tenemos y nos gusta consentir, pero la verdad es que
en la sociedad nos muestra que todos somos diferente, nuestras oportunidades no
son las mismas y a algunos este juego nos tocó en dificultad legendaria.
Por eso el
pensar que necesitamos alas para volar a la realización de nuestros sueños en
un mundo donde solo el cielo es el límite, puede llegar a lastimarnos
seriamente, los sueños si se pueden cumplir, las metas están al alcance de tu
mano, pero no como lo piensas, toca caminar, viendo el horizonte, bajo el sol y
la lluvia, solo o acompañado, pero caminando, se hace el camino, no hay una guía,
en ocasiones nos toca ser el estúpido pez saltando tratando desesperadamente de
trepar el árbol rogando que de tanto intentarlo las aletas se aferren y que
nuestro patético intento sea un paso para sobrevivir y avanzar, lo cierto es,
que cuando estemos en nuestro entorno, el mono seguro se va a ahogar, pero
nosotros, no solo vamos a saber nadar, también podremos saltar.
La vida si
fuera escrita por alguien, seguramente fuera un escritor deprimido con una
tendencia por consumir psicotrópicos con bastante frecuencia, no tiene mucho
sentido más allá del que seas capaz de darle, nuestras alas se queman con esta
realidad, no es el mundo ideal, no es un lugar justo, pero estamos aquí, en el
ahora, es nuestro único momento para actuar, nos toca caminar, no importa la
distancia, si caminas en la dirección correcta, cada paso que des, te acerca a
tu destino, asegúrate de apuntar bien a dónde quieres ir.
Les escribe
Daan, nos vemos en el camino, próximos a alcanzar en algún punto la cima,
recuerda, sino luchas por tus sueños, entonces lo harás por los de alguien más,
¡saludos y bendiciones!














